Lecciones de protocolo en "The Crown"

¡Muy buenas tardes a todos!

Lo primero de todo, felicitaros el Año Nuevo y desearos que este año 2018 venga plagado de nuevos proyectos llenos de protocolo. 

Estaba deseando pasarme por aquí por el blog a haceros una visitilla y sobre todo volveros a escribir. Hoy es martes, como seguramente ya sabréis (yo todavía estoy reincorporándome de las vacaciones y estoy bastante perdida en el calendario), y es raro que escriba por aquí, pues generalmente los posts los suelo realizar los jueves. Que sepáis que esto seguirá siendo así durante el resto del año, solamente que, debido al parón por las vacaciones, he querido hacer esta semana dos posts, de una manera especial y para compensar estas semanas sin entradas en el blog. ¡Vamos a por ello!

Hacía ya mucho tiempo que quería escribiros sobre este tema. Hace un año aproximadamente, me recomendaron la serie de Netflix "The Crown". (Gracias Ceci por recomendármela, ahora estoy absolutamente enganchada, eres la mejor). Además de ser una auténtica obra maestra de la pantalla, desde mi humilde punto de vista, de estar perfectamente documentada y de tener unos actores extraordinarios, está plagadita de protocolo. Sí, de protocolo del bueno y del curioso. De ese que analizas y dices, ¿de verdad estas cosas se hacían o se hacen? Sí. Una auténtica maravilla de serie. 

Pues bien, en el post de hoy os voy a remarcar en concreto un momento épico, de esos que te dejan ojiplático y de los de diálogo de infarto y momento de remarcar. En concreto señalaré un momento del capítulo 5 de la segunda temporada, llamado "Marionetas" (intentaré no haceros demasiado spoiler, aunque si queréis empezar a verla, quizás es mejor que la veáis y luego leáis el post). 

En este capítulo, y tras varias crisis atravesadas por la monarquía británica, llega el clímax de la crisis: la reina Isabel ha dado un discurso de inauguración de una fábrica de conocidos coches bastante desafortunado que no ha gustado en general a la sociedad británica, conocida por el profundo respeto a la monarquía y a su reina. El fallo principal de la reina fue fiarse demasiado de sus "cortesanos" (como los llaman en la serie). En definitiva, gente que trabajaba en la Casa y que, por sus ideales más conservadores o tradicionales, han hecho que el discurso en sí fuera arcaico y desacertado. Un periodista y noble, Lord Altrincham, tras escuchar el discurso en sí por la radio, escribe un artículo de opinión en el periódico en el cual era redactor principal (el National and English Review), "criticando" a la monarquía actual. Tras hacerse "famoso" por toda Inglaterra y parte de Europa, da una entrevista en la televisión en el programa "Impacto" y ahí es cuando comienza su fama real. En esa entrevista por televisión, él mismo comenta que la critica era absolutamente constructiva y que realmente él es profundamente monárquico, ama a la monarquía y lo único que intenta es ayudar y evitar que ésta se resquebraje. Todo el mundo ve esta famosa entrevista televisada, incluida la reina que, resumiendo el capítulo para evitar haceros mucho spoiler, tiene una entrevista con él en Buckingham Palace pidiéndole realmente ayuda y consejo para evitar que la monarquía se vaya a pique, por el miedo a que Gran Bretaña se revolucione como Bulgaria, Túnez o Turquía, que acababan de incorporar a sus países una República. En este encuentro con la reina, le propone tres cuestiones a añadir a la monarquía y tres cuestiones a eliminar en ella. Estas propuestas consistían en: eliminar las puestas de largo de las nobles británicas, permitir que personas divorciadas puedan moverse en círculos de la realeza y eliminar a muchos cortesanos que "impiden que palacio evolucione" como el propio Lord Altrincham dice en el capítulo. Como recomendaciones: abrirle la puerta de palacio al pueblo, televisar el discurso de Navidad anualmente y pasar más tiempo con gentes normales, trabajadores... Debió convencer a la reina, pues el 25 de diciembre de 1957, Su Majestad televisó el discurso de Navidad, siendo esa la primera vez que se llevaba a cabo. Tan solo seis meses después, la reina recibía y presidía, junto con su madre (Isabel Bowes-Lyon), las primeras audiencias en el palacio de Buckingham. Aquí es donde quería yo llegar. La reina madre, como se la conocería después, hace un comentario justo antes de entrar a la sala para el recibimiento de los diferentes colectivos de personas para las audiencias reales que plasmo aquí: "Primero los varones vinieron a por nosotros, luego los mercaderes y ahora los periodistas. No es extraño que pongamos tanto énfasis en el protocolo, es todo lo que nos queda. Los últimos restos de la armadura a medida. Pasamos de gobernar a reinar a no ser nada. Marionetas".  Los que leéis Twitter y seguís mi cuenta personal (@beacfprotocolo), seguramente visteis que hice unos comentarios acerca de esta frase, pero quería comentarlo más a fondo, pues me ha parecido absolutamente interesante. 

El primer comentario que debo hacer al respecto es que el protocolo es un tema moderno y candente, que lo podemos ver en algo tan común como son las series de Netflix, cuestión curiosa, pues a todo el mundo le parece "absurdo e innecesario", pero es muy actual y colectivo y, sobre todo en las series y películas, a todo el mundo le gusta el glamour que suscita ese protocolo. Interesante analizar esto. El segundo comentario que me gustaría remarcar es el hecho de que la reina madre por aquel entonces estaba absolutamente horrorizada por los cambios positivos en el protocolo, la etiqueta y la imagen de la monarquía. Una mujer que, como ella misma dice en el capítulo, está a favor del mantenimiento de la idea de que la monarquía debería seguir unos cánones absolutistas, sufre el cambio de una sociedad en pleno s.XX que, por fortuna, ha hecho evolucionar positivamente nuestras monarquías y nuestros gobiernos. En tercer y último lugar, es interesante el análisis de que el protocolo sin medios de comunicación no existiría, desde mi punto de vista, o al menos no a los ojos de la gente. El protocolo en definitiva es un puzzle gigante en el que todas las piezas que lo componen son absolutamente necesarias para, en este caso, por ejemplo, la correcta imagen de una monarquía. El hecho de corregir unos discursos hacia un texto más liviano y moderno, también otra pieza de puzzle, hace que la soberana se vea mucho más cercana a la ciudadanía. Y que encima estos discursos sean televisados siguiendo un protocolo y unas tradiciones concretas, acerca mucho más la imagen de la monarquía a los ciudadanos, que quieren ver a su reina como una persona más, como uno de ellos.

Insisto siempre en esto, y puedo parecer repetitiva, pero es que el protocolo es absolutamente necesario en nuestras vidas. Y te das mucha más cuenta de todo esto cuando estás dentro de este mundo. Porque puede parecer absurdo, puede parecer una tontería de "colocar cuatro cubiertos" o "que la foto quede bonita" y sí, es verdad, sabemos colocar mesas de la forma correcta y hacemos que las fotos queden bonitas (o al menos ordenadas). Pero nuestra profesión es mucho más: es imagen, es comunicación, y sobre todo es ayuda. Ayuda al resto de departamentos de, por poner un ejemplo, una empresa. Porque marketing no puede vivir sin protocolo y viceversa, porque RRHH no puede vivir sin protocolo y viceversa. Ni siquiera nuestros jefes pueden vivir sin protocolo ¡y viceversa! Por tanto, machaco más esta idea: el protocolo es actual, moderno, es un tema de hoy en día, es análisis y es el futuro de muchos de nosotros, tenemos que tratarlo bien y con cariño. 

Espero que os haya picado el gusanillo y que os animéis a ver la serie. ¡Comentad todo lo que queráis!





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